jueves, 23 de julio de 2009

Entrevista astrológica a Carl Gustav Jung.

          
Entrevista realizada a Carl Gustav Jung en 1954 por los astrólogos Jean Carteret (ya fallecido) y André Barbault, redactor jefe de la revista en que se publicó (L'Astrologie, nº 8, 40 Tr. 1969, París).

Traducción: Jose Luis San Miguel de Pablos.



P. Maestro, ¿Qué relación encuentra entre la Astrología y la Psicología?

R. Ha habido muchos casos de analogías chocantes entre la constelación astrológica y el suceso psicológico, o entre el horóscopo y la disposición caracterológica. Incluso existe la posibilidad de una cierta predicción en cuanto al efecto psíquico de un tránsito, por ejemplo. Se puede esperar, con un grado de probabilidad bastante alto, que cierta situación psicológica bien definida venga acompañada por una configuración astrológica análoga. La Astrología consiste en configuraciones simbólicas, como el inconsciente colectivo del que se ocupa la Psicología: los "planetas" son los Dioses, símbolos de las potencias del inconsciente (en primera línea y más allá).


P. ¿De qué modo: físico, causal, sincrónico..., piensa usted que pueden establecerse estas relaciones?

R. Me parece que en este caso se trata sobre todo de ese paralelismo o simpatía que llamo sincronicidad: relación acausal que expresa aquellos nexos que no se dejan formular por la causalidad, como por ejemplo la precognición, la premonición, la psicokinesia (PK), y también lo que se llama telepatía. Dado que la causalidad es una "verdad estadística" hay excepciones de naturaleza acausal que pertenecen a la categoría de los acontecimientos sincronísticos (y no sincrónicos). Guardan relación con el "tiempo cualificado".


P. ¿Qué actitud mantiene usted ante posiciones de los astrólogos que admiten la existencia de un terreno psicológico desde el nacimiento, y de los psicoanalistas que explican la etiología de las neurosis a partir de las primeras experiencias de la vida?

R. Las primeras experiencias de la vida deben su efecto específico(patógeno) a la influencia del medio por un lado y por otro a la predisposición psíquica, es decir, a la herencia, que parece expresarse de manera reconocible en el horóscopo. Este último parece corresponder a un cierto momento del diálogo mutuo de los dioses (lo que significa: de los arquetipos psíquicos).


P. La Astrología introduce en sus principios la noción de un tiempo cualificado en el universo. ¿Reconoce usted su papel en la psique individual (problema de los ciclos y de los tránsitos)?

R. Esta es una noción de la que yo también me he servido antes, pero la he reemplazado por la idea de sincronicidad, que es análoga a la de simpatía o correspondencia, o a la de armonía preestablecida de Leibnitz. El tiempo no es nada. Sólo es un modus cogitandi del que nos servimos para expresar y formular el flujo de las cosas y de los acontecimientos, lo mismo que el espacio no es más que un modo de caracterizar la existencia de un cuerpo. Cuando no sucede nada en el tiempo y no existe ningún cuerpo en el espacio, entonces no hay ni tiempo ni espacio. El tiempo es siempre (y exclusivamente) "cualificado" por los acontecimientos, como lo es el espacio por la extensión de los cuerpos. Pero esto es una tautología y no quiere decir nada, mientras que la sincronicidad (no el "sincronismo") expresa el paralelismo y la analogía entre los sucesos, en tanto que no causales. Por otra parte, el "tiempo cualificativo" es una hipótesis que se esfuerza en explicar el paralelismo de ciertos acontecimientos en términos de causa y efecto. Pero dado que el "tiempo cualificativo" es una hipótesis que se esfuerza en explicar el paralelismo de ciertos acontecimientos en términos de causa y efecto. Y dado que el tiempo cualificativo no es más que el flujo de las cosas, y aparte de eso tan "nada" como el espacio mismo, esta hipótesis no establece más que la mera tautología.

La sincronicidad niega la causalidad como explicación de la analogía entre los acontecimientos terrestres y las constelaciones (salvo en lo que se refiere a la desviación de los protones solares y su posible efecto en los acontecimientos terrestres), y particularmente la niega en todos los casos de percepciones extrasensoriales (ESP), sobre todo la precognición, ya que no resulta imaginable que se pueda observar el efecto de una causa inexistente o que todavía no existe. Lo que se puede establecer en Astrología es la analogía de los sucesos, pero en modo alguno que una serie sea el efecto o la causa de otra. (Por ejemplo, la misma constelación significa una vez una catástrofe y, en el mismo caso, otra vez un reuma ...) De todos modos el caso de la astrología no es nada sencillo: existe esa desviación de los protones solares, a causa de las conjunciones, oposiciones y aspectos de cuadratura por una parte, y los trígonos y sextiles por otra con sus influencias sobre la radio y sobre otras muchas cosas. No soy competente para juzgar que importancia debe serle atribuida a esta posibilidad causal. En todo caso, la posición de la Astrología entre los métodos intuitivos es única y particular, y si existen razones, para dudar de una teoría puramente causalista por una parte, también de la validez exclusiva de la hipótesis sincronística, por otra.


P. ¿Ha constatado usted, en el transcurso de tratamientos analíticos, fases de resistencia y otras de fácil resolución, en relación con tránsitos en el tema del paciente?

R. He observado muchos casos en los que una fase psicológica bien definida, o un hecho análogo, ha estado acompañado por un tránsito (sobre todo, aflicciones de Saturno y de Urano).


P. ¿Qué críticas mayores hace usted a los astrólogos?

R. Si es que me atrevo a pronunciarme sobre un terreno que sólo conozco muy superficialmente diré todo lo más que el astrólogo no siempre considera sus indicaciones como puras posibilidades. La interpretación es a veces demasiado literaria y poco simbólica, y también demasiado personal. El zodiaco y los planetas no son rasgos personales, sino más bien datos impersonales y objetivos. También pienso que la interpretación de las casas debería considerar varios "niveles de significación".


P. ¿En qué vía estima que sería deseable se orientase el pensamiento astrológico?

R. Es evidente que la astrología puede ofrecer mucho a la Psicología, pero en qué puede esta última contribuir al avance de su hermana mayor es menos evidente. Por lo que yo puedo juzgar me parece que sería conveniente para la astrología que se diese cuenta de la existencia de la Psicología, sobre todo de la que estudia la personalidad y el inconsciente; estoy casi seguro de que se podría aprender algo de su método de interpretación simbólica. Se trata de la interpretación de los arquetipos (los Dioses) y de sus relaciones mutuas, lo que es común a las dos artes. Es la psicología del inconsciente la que se ocupa particularmente del simbolismo arquetípico.


André Barbault y Jean Carterett

26 de mayo de 1954