Europa es una de las lunas de Júpiter, descubierta en 1610 por Galileo. Desde principios de los años 70 del siglo XX, varias sondas espaciales han estado examinándola más de cerca. Su corteza es de hielo, es decir agua sólida, y por debajo del hielo se cree que hay un océano de agua líquida. Un océano subterráneo cuyo volumen de agua, según las estimaciones realizadas, sería de entre dos y tres veces el que tiene la Tierra sumando todos sus océanos.
En el 2013 se anunció que, con la ayuda del telescopio Hubble, se habían descubierto señales de posible actividad de géiseres en la superficie de Europa, y se pensó que el vapor y los materiales eyectados por ellos podían provenir del agua que hay en la corteza del satélite, o del océano subterráneo.
El lunes pasado la NASA presentó un nuevo estudio sobre las fumarolas de Europa. Sus científicos dijeron que efectivamente se ven lo que parecen ser géiseres y masas de vapor de agua emergiendo de la superficie del satélite. Afirmaron también que si esos géiseres existen realmente, podrían suponer
otra forma de tomar muestras de lo que hay bajo la superficie, sin necesidad de hacer perforaciones. Bastaría con analizar los materiales eyectados. Y se podría determinar si existe ese gran océano subterráneo, o incluso si ese océano reúne las condiciones para que se pueda desarrollar y mantener en él la vida.
Los científicos de la NASA explicaron que para confirmar la existencia de esos géiseres, habrá que esperar a que en el 2018 sea lanzado el telescopio espacial "James Webb", el sucesor del "Hubble".