He publicado en la sección de artículos de mi sitio www.astropsico.es un interesante artículo de Angela Voss, traducido al castellano por mí.
Angela Voss es astróloga y músico. Como músico profesional ha trabajado en el campo de la música renacentista y barroca. En 1992 se doctoró con su trabajo sobre la terapia musical astrológica de Marsilio Ficino, y sobre el papel de éste como mago renacentista. Desde el año 2006 coordina el master en Cosmología y Adivinación de la Universidad de Kent. Entre sus principales intereses están: la astrología y cosmología del Renacimiento, el conocimiento esotérico, la dimensión cosmológica de las artes, la función de las imágenes simbólicas, el papel de la imaginación, y la relación entre el deseo erótico y la experiencia sagrada.
El artículo comienza así:
"Debemos sin duda todos estar de acuerdo en que el movimiento general de la vida intelectual de Occidente desde Descartes ha sido hacia una creciente objetividad e imparcialidad de la observación, hacia el pensamiento compartimentado y hacia la explicación racional. Ya no vivimos en un mundo de misterio. Sin embargo, en el corazón de la práctica y la enseñanza de la astrología se encuentra un proceso que desafía esos esfuerzos del pensamiento y es en sí mismo profundamente misterioso: cómo “ver” simbólicamente. ¿Cómo ayudamos a los clientes a vislumbrar el significado subyacente de sus dilemas vitales concretos?, ¿y cómo enseñamos a los estudiantes a empezar a moverse desde la acumulación de hechos, hacia una conciencia de un tipo diferente de conocimiento, un conocimiento que surge en la interfaz entre sus almas y el mundo?
Este es un reto con el que nos estamos encontrando tanto en los niveles de grado como de postgrado en nuestros cursos de Cosmología y Adivinación en la Universidad de Kent, y quiero presentarles a ustedes un modelo o imagen que, según nuestra experiencia, facilita el cambio desde el pensamiento “literal” que domina a nuestra sociedad con su pragmatismo, hacia una manera más rica, profunda y significativa de aproximarse al estudio del simbolismo astrológico y las prácticas adivinatorias. Primeramente surgió en el contexto de la observación de la Primavera de Botticelli, una pintura que se presta a múltiples niveles de interpretación.[1] Clave en la pintura es la relación entre Venus y Mercurio, cuya conjunción desposa imaginación e intelecto, amor y razón. En las tradiciones Platónica y Hermética que inspiraron el trabajo de Botticelli, la fusión de estos dos modos de percepción siempre ha sido considerada la base para un conocimiento humano que sea filosófico en el verdadero sentido, y que se despierta por el poder evocativo de un símbolo. (...)"
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