La astróloga Darcy Woodall publicó en el 2002 un artículo en el que hace un análisis del devenir de la astrología desde el Renacimiento hasta nuestros días, en relación con los diversos contextos culturales, religiosos y políticos de ese período de la historia. Muestra cuáles han sido las claves que han llevado a la astrología a su situación actual, desgranando causas y efectos en un texto a todas luces interesante y clarificador.
El artículo comienza así:
"Donde la historia está en marcha, gracias a reyes, héroes e imperios, supremo es el sol.
MIRCEA ELIADE
En la tarde del 11 de Noviembre de 1572, el brillante y excéntrico noble danés Tycho Brahe caminó desde su laboratorio hasta una cercana abadía para comer su cena y se encontró captando algo impensable. Apenas pasada la constelación septentrional de Casiopea, brillando con asombroso resplandor, había una nueva estrella sorprendente .En los meses siguientes esta nueva luz -que brillaba tanto que quienes tenían una vista normal podían verla durante el día- fue contemplada con sorpresa y consternación. Por toda Europa estudiosos, sacerdotes y reyes se veían confrontados con una posibilidad que tenía implicaciones heréticas. Porque si era en efecto una nueva estrella, como Tycho sabía que debía serlo, entonces el gran orbe más exterior del cosmos, la esfera supra-lunar fija que mantenía en su sitio al reino eternamente divino de las estrellas fijas inmutables, se había vuelto tan frágil y delgado que se había abierto una filtración en su firmamento, permitiendo que una irrupción sin precedentes de luz divina penetrara en el reino sub-lunar de los hombres.
(...)"
MIRCEA ELIADE
En la tarde del 11 de Noviembre de 1572, el brillante y excéntrico noble danés Tycho Brahe caminó desde su laboratorio hasta una cercana abadía para comer su cena y se encontró captando algo impensable. Apenas pasada la constelación septentrional de Casiopea, brillando con asombroso resplandor, había una nueva estrella sorprendente .En los meses siguientes esta nueva luz -que brillaba tanto que quienes tenían una vista normal podían verla durante el día- fue contemplada con sorpresa y consternación. Por toda Europa estudiosos, sacerdotes y reyes se veían confrontados con una posibilidad que tenía implicaciones heréticas. Porque si era en efecto una nueva estrella, como Tycho sabía que debía serlo, entonces el gran orbe más exterior del cosmos, la esfera supra-lunar fija que mantenía en su sitio al reino eternamente divino de las estrellas fijas inmutables, se había vuelto tan frágil y delgado que se había abierto una filtración en su firmamento, permitiendo que una irrupción sin precedentes de luz divina penetrara en el reino sub-lunar de los hombres.
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